Coronación

La coronación fue realizada en la tercera visita que la imagen de Nuestra Señora de Chapi realizó a nuestra Ciudad de Arequipa (luego de las antes realizadas en 1904 y 1983). En horas de la madrugada, en forma privada y utilizando un helicóptero de la Fuerza Aérea del Perú, arribó a la Ciudad del Misti en el campo deportivo de la Universidad Nacional de San Agustín.
Luego de ser colocada sobre pequeñas andas, la sagrada imagen fue llevada en hombros al campo papal, donde la recibió alborozada la multitud que la vitoreaba y aplaudía mientras era ubicada muy cerca del Solio Pontificio.
Aproximadamente a las 12:00 horas y después de la homilía en la que el Santo Padre Juan Pablo II pidió que la paz ilumine a los hombres y que juntos profesemos con él la fe en Cristo que ha iluminado esta tierra, procedió a dar inicio al acto de la Coronación.

Oraciones

El Santo Padre pronunció:
Bendito eres, Señor, Dios del cielo y de la tierra que con tu misericordia y justicia dispersas a los soberbios y enalteces a los humildes; de este admirable designio de tu providencia nos has dejado un ejemplo sublime en el verbo encarnado y en su Virgen Madre: Tu hijo que voluntariamente se rebajó hasta la muerte de cruz, resplandece de gloria eterna y está sentado a la derecha como Rey de reyes y Señor de señores, y la Virgen que quiso llamarse esclava, fue elegida Madre del Redentor y verdadera Madre de los que viven, y ahora exaltada sobre los coros de los ángeles, reina gloriosamente con su hijo, intercediendo por todos los hombres como abogada de la gracia y reina de Misericordia.

"Mira Señor benignamente a estos tus siervos que, al ceñir con una corona visible la imagen de Cristo y de su Madre bajo la advocación de la Santísima Virgen de Chapi reconocen que tu Hijo es Rey del universo e invocan como Reina a la Virgen María". "Haz que, siguiendo su ejemplo, te consagren su vida, y cumpliendo la ley del amor, se sirvan mutuamente con diligencia, que se nieguen a sí mismos y con entrega generosa ganen para ti a tus hermanos; que, buscando la humildad en la tierra sean un día elevados a las alturas del cielo, donde Tu mismo pones sobre la cabeza de tus fieles la corona de la vida. Por Jesucristo Nuestro Señor". Concluyó la oración a la que con gran unción y al unísono el ferviente pueblo arequipeño congregado en el Campo respondió un sonoro Amén.

Acto de Coronación

Seguidamente su Santidad Juan Pablo II roció con agua bendita las coronas de la Virgen Santísima y el Niño Jesús, y procedió a CORONAR CANONICAMENTE, primero al Hijo y luego a la Madre, ante los estruendosos aplausos del pueblo Arequipeño. Posteriormente al acto de la Coronación, el Papa dejó de obsequio en recuerdo de su visita, un hermoso rosario de oro, su Santidad la proclamó en esta ocasión como REINA Y SEÑORA DE AREQUIPA.

Al concluir estas gratas celebraciones, la Santísima Virgen fue conducida al Helicóptero de la Fuerza Aérea del Perú en horas de la tarde a su Santuario, antes de ello, sobrevoló por tres veces la Ciudad a manera de un significativo adiós a sus miles de devotos.